El duelo por un muerto

Eclesiástico 38, 16-23
16 Hijo mío, por un muerto, derrama lágrimas,y entona un lamento, como quien sufre terriblemente.
Entierra su cadáver en la forma establecida y no descuides su sepultura.
17 Llora amargamente, golpéate el pecho,y observa el duelo que él se merece,
uno o dos días, para evitar comentarios,y luego consuélate de tu tristeza.
18 Porque la tristeza lleva a la muerte y un corazón abatido quita las fuerzas.
19 En la desgracia la tristeza es permanente,y el corazón maldice una vida miserable.
20 No te dejes llevar por la tristeza, aléjala, acordándote de tu fin.
21 Nunca lo olvides: ¡no hay camino de retorno!Al muerto, no podrás serle útil y te harás mal a ti.
22 “Recuerda mi destino, que será también el tuyo: ayer a mí y hoy a ti”.
23 Ya que el muerto descansa, deja en paz su memoria,y trata de consolarte, porque ha partido su espíritu.

Una catequesis del Papa Francisco:

 Jesús tiene poder sobre la muerte (cf Lc 7, 11-15)
 La muerte es una experiencia que forma parte de la vida. 
 La muerte física tiene "cómplices" que son peores que ella, y que se llaman odio, envidia, soberbia, avaricia; en definitiva el pecado del mundo que trabaja para la muerte y la hace aún más dolorosa e injusta.
 La fe impide la muerte. La oscuridad de la muerte se debe afrontar con un trabajo de amor más intenso. "Dios mío ilumina mi oscuridad". Nosotros podemos quitar a la muerte su "aguijón", como decía el apóstol san Pablo (1Co 15,55); podemos impedir que envenene nuestra vida, que haga vanos nuestros afectos, que nos haga caer en el vacío más oscuro.
 En la fe, podemos consolarnos unos a otros, sabiendo que el Señor venció la muerte una vez para siempre.
 El camino es hacer crecer el amor, hacerlo más sólido, y el amor nos custodiará hasta el día en que cada lágrima será enjugada, cuando "ya no habrá muerte, ni duelo, ni llanto, ni dolor" (Ap 21,4).
 Nuestra esperanza es que todos los seres queridos que ya se marcharon, el Señor nos los devolverá y nos encontraremos con ellos (cf Lc 7, 11-15). Esta esperanza no defrauda. " Jesús se lo entregó a su madre", así hará el Señor con todos nuestros seres queridos en la familia.
 Esta fe nos protege de la visión nihilista de la muerte, como también de las falsas consolaciones del mundo, de tal modo que no corra a ritos de superstición.
 Tenemos que llorar en el luto, también Jesús "se echó a llorar" y se "conmovió en su espíritu" por el grave luto de la familia que amaba (Jn 11, 33-37).
 También aprovechará el testimonio sencillo y fuerte de las familias que han logrado superar experiencias similares.
 La lectura y meditación de ka pasión, muerte y resurrección de Cristo y su irrevocable promesa de la resurrección de los muertos.
https://w2.vatican.va/content/francesco/es/audiences/2015/documents/papa-francesco_20150617_udienza-generale.html

-Aquí más temas sobre la muerte y la resurrección

-1010 Gracias a Cristo, la muerte cristiana tiene un sentido positivo:  http://el-sentido-de-la-muerte-cristiana.html .

-La muerte prematura del justo, Sab 4, 7-17 http://hizomasfuertemife/la-muerte-prematura-del-justo-

-No invocar a los muertos, más bien oremos por nuestros difuntos http://no-invocar-los-muertos.html

-Oración a la Virgen del  Carmen por los fieles difuntos: http://oracion-por-los-difuntos.html